Aquel niño con esa sonrisa de oreja a oreja fue valiente al bailar en
aquella piscina con el delfín de nombre Gracioso.
Saltaron juntos el barco de papel hasta que los dedos del niño se arrugaron. En ese momento el delfín llamo a su amiga la orca con una barita mágica, al niño esa le pareció súper divertida porque a la vez que tenía un sonido melódico también podía hablar.
El perro que lo estaba viendo toda la escena tan divertida no sabía si
era un sueño lo que estaba viviendo…
En fin, el perro balanceándose en su columpio muy bonito, por cierto;
soñaba tener un coche estupendo vestido con un gran albornoz y nunca llorando.
El niño salió de la tienda del señor Bueno y para olvidar se compro
una oreja de juguete que le pareció muy divertida pero cuando la estaba viendo
se quedo hipnotizado, empezó a imaginar que quería un perro que brillara
siempre y bailara sin parar, que tocase el clarinete y que nadase en el mar
para que siempre los dos personajes de este cuenta puedan estar presente en
nuestros corazones.
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